sábado, 13 de noviembre de 2010

Reflexiones deportivas

La increíble y triste historia –exagerada en algunos puntos– de los deportes que al Sr. X nunca le interesó.

Cuenta la historia que desgraciadamente el Sr. X
(no, chicos, no soy yo) prefirió jugar un día al Family Game y al Sega Genesis en vez de una picadita con el vecino insoportable de al lado (si ellos tienen fotologs que me avisen; repito no soy yo) y ese día se convirtió en dos, en tres… y el videojuego captó todos sus sentidos. Entretanto, el Sr. X nunca fue bueno en gimnasia: la leyenda dice que cuando sus compañeros jugaban a “La Mancha”, él llevaba bajo sus brazos un Skip Intelligent para hacerle frente como el mejor de los guerreros; que cuando jugaban al “Quemado”, siempre llevaba en un bolsillo las gasas contra las quemaduras y un pote de Caladryl; que cuando jugaban a las estatuas convertía a todos los alumnos en mármol y ¡los dejaba bajo los efectos de la lluvia ácida para se caguen la vida! Uy… me fui un poquito al joraca, es que recién terminé de ver X-men. Y bueno… ¡Grande fue la sorpresa de su tío, fanático futbolero, al llevarlo al chico! Se distrajo el mini-Sr.X mirando cómo una nena de su edad se morfaba un pancho enterito en la época en la que su pubertad le estaba dando mareos en la cabeza. Así fue que el partido San Miguel – Tigre estaba por la mitad y escuchó a su tío gritar:
–¡Hijo de p***! ¡¡¡Sos tan p*** que me cago en vos, la co*** de tu madre!!!
Todo el estadio le gritaba al árbitro.
– ¿Che, a quién le gritan? –cuestionó.
– Al de negro.
– ¡Ah! No me extraña, lleva media hora en el campo y todavía no pateó la bocha.
Y bueno… el Sr. X llegó a preguntar cuántos jugadores tiene un equipo de fútbol 5.
Así creció el pobre, hoy juega en el Manchester United.

The End.


Publicado previo al 2007 - Puede no atribuirse al pensamiento actual.

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